Ya no siento miedo de mí, ni de nadie, ni de lo que viene después de que deje este mundo, con malas interpretaciones, confuso, loco, pero sin embargo lindo, amigable, amoroso. Mi decadente muerte continua, no sé como sé que voy a morir, pero es algo que asumo; el dolor aumenta, pero ya casi no lo siento, mi cuerpo pierde peso, y abro los ojos, puedo ver el techo de mi habitación
jueves, 27 de noviembre de 2008
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